BIOGRAFIA
Allá lejos y hace tiempo
Me acuerdo de dos discos con los que me entretenía cuando era chico. Uno era de canciones infantiles, el otro de tangos. Tenía nueve años. En esa época empecé a estudiar guitarra con la profesora del barrio. Me tenía a los piques con la teoría y el solfeo, pero me dio la base técnica que me dura hasta hoy. Atravesé los clásicos de la guitarra, hasta que a los catorce años mi viejo me regaló la eléctrica y llegaron los primeros discos de rock. A esa edad empecé a trabajar tocando cumbias en los clubes y cabarets de mi ciudad natal, hasta las cinco de la mañana. Mi vieja, a quien no le gustaba nada el rumbo de mi carrera musical, me esperaba a la madrugada, fingiendo que barría la vereda. Cuando yo llegaba tenía que esquivar los escobazos antes de irme a dormir.
Con el tiempo empecé a componer canciones, armando y desarmando conjuntos de acuerdo a la moda del momento. Después me fui a estudiar a Rosario donde todo tomó un perfil más definido. Me di cuenta que quería concebir una propuesta, algo que no estuviera ya escuchado. Mucho después entendí que lo que en realidad estaba haciendo era buscar una identidad a través de la música, camino en el que todavía insisto. Esta actitud no tardó en ponerme delante un problema: ¿En cuál corriente debería encausar dicha búsqueda?. No pensé demasiado para decidirme por lo que entonces se llamaba “rock sinfónico” y así fue que llegó la primera experiencia importante a nivel musical.
Irreal
Corradini Campos
Con Astor Piazzolla
Mario Corradini
1979 – Rosario
Irreal se originó en Rosario, grupo que luego fue reconocido porque su primera voz era Juan Carlos Baglietto. Yo me sumé en la última formación, como primera guitarra, y desde allí pasamos a ensayar en mi casa, de la calle Francia 210 de San Nicolás. Eran los tiempos de la dictadura, años duros para la música y los músicos, y por supuesto para todo el país. En las canciones hablábamos a través de metáforas, para no dar en el ojo de la censura.
Mezclando ideas con un estilo muy particular, llegamos incluso a realizar una obra con coros y mimos titulada “1492 o cualquiera de estos días”. Toda una novedad para la época. Grabamos “Irreal en vivo” en el teatro de la Paz, de la ciudad de Tucumán. Éramos bastante conocidos e íbamos a Buenos Aires periódicamente.
Llegaron las primeras notas en revistas y todo crecía, hasta que la censura se encargó de leer mis letras y entenderlas a su modo. Me citaron en la SIDE de San Nicolás, cuando estábamos por tocar en el teatro municipal.
“…Irreal fue irreal…” me dijeron. Nunca me olvido del tipo que decía eso mientras ponía la pistola sobre su escritorio. Este episodio marcó la disolución del grupo y mi éxodo hacia Mar del Plata.
1981 – Éxodo interno hacia Mar del Plata
Corría un viento fuerte de renovación en la música popular. Después de varios intentos en el rock, me animé a dar vuelta la página y fundé el trío Corradini Campos. Este trío con mi hermano Claudio y Pepe Campos fue una marca para Mar del Plata.
Era un grupo fuerte, de experimentación constante. Ya no se trataba de elegir una corriente para seguir en la brecha: continuar buscando era el surco y el objetivo. Metimos mano en los ritmos folklóricos y desarrollamos toda una línea compositiva. Además, sumábamos instrumentos raros a la habitual sonoridad: un botellón de aceitunas, calabazas transformadas en instrumentos melódicos y una cantidad de ruidos extraños (hasta una radiografía para imitar el ruido de los truenos). Todo esto le daba un aspecto exótico a la música, pero su resultado fue maravilloso.
Aparecíamos en la TV (cosa rara para la época) y se tocaba muy seguido. Grabamos “Hablando solo” , “Mirando la casa de uno” y “Mar”. En una de nuestras giras llegamos a Uruguay, para tocar en Punta del este. Allí, para sorpresa de todos nosotros, tuvimos a Astor Piazzolla entre el público. Fue un momento de gran difusión para nuestro trabajo, sobre todo a través de los encuentros nacionales de la Alternativa Musical Argentina, a la que nos dedicamos con cuerpo y alma.
1986 – Hacia otros códigos musicales
Grabé “Aguaeres” con sonidos marinos (ballenas, agua, olas, etc.) También se puede ubicar dentro de dicha búsqueda a “La música está en el cuerpo”, donde usé voces indígenas en un intento de amalgamar tímbricamente mis primeras experiencias con la musicoterapia.
Con León Gieco en concierto
Con Alberto Felici y León Gieco, durante la Alternativa Musical Argentina
Corradini Trío en concierto - Italia
Grabando con J. C. Baglietto
1990 – Hacia Italia, nuevos escenarios y Biomúsica
Grabamos “Techos de chapa” (para ese momento Corradini-Campos se había transformado en Corradini Trío con la incorporación de Oscar Moyano). Incluimos una versión de “Kilómetro 11”.
La situación del país había cambiado y los espacios se volvieron estrechos. Todo se transformó en una lucha demasiado dura para los músicos y empezamos a pensar en otros horizontes. De manera que en Junio del mismo año partimos hacia Italia. Nuevo idioma, nueva cultura, nueva forma de tratar y contratar.
Apenas llegado a Roma empecé a trabajar en el Centro Italiano de Solidaridad (CEIS), institución dedicada a la recuperación de personas con adicción a las drogas. Mi trabajo era comunicar con los residentes de la comunidad a través de la música. Afortunadamente tuve carta blanca para ello y empleé los mismos recursos que había usado antes con los docentes argentinos, en las jornadas de “Educación por el arte”, donde los docentes tratábamos de buscar nuevos senderos pedagógicos para revitalizar la educación en los colegios.
Este fue el comienzo de Biomúsica como metodología. A través de juegos, ejercicios y experiencias, trabajábamos consolidando grupos y complementando la tarea de los operadores de la comunidad. Nuestra propuesta resultó muy novedosa y tuvo buenos resultados, sobre todo en la calidad de la integración de los grupos y –en muchos casos- como ayuda a la resolución de los conflictos emocionales que pueden empujar hacia la tóxico – dependencia. Los trabajos en la comunidad se prolongaron varios años. Paralelamente empecé a estudiar musicoterapia y, luego de mucha experimentación, pude definir los lineamentos básicos de lo que hoy se conoce como Biomúsica.
Mientras tanto también comenzamos actuar en los locales romanos. Teníamos un promedio de una actuación cada dos días, impensable para nosotros apenas unas semanas atrás. A propósito debo rescatar una constante: tocábamos siempre los mismos temas que hacíamos en Argentina, es decir que no tuvimos que hacer covers ni adaptarnos al gusto del nuevo país.
He tenido varias discusiones por esta actitud. Me acuerdo de un teatrito de Suiza en el que un espectador -un poco molesto-, al final de un tema se paró y dijo que él había venido a escuchar “música argentina” y que la nuestra no tenía nada que ver. Yo intenté alguna explicación del tipo “…tal vez lo que usted conozca pertenezca a una generación anterior a la nuestra…” y cosas por el estilo para calmar la situación. Sin embargo no fue necesario pues en ese momento otro espectador salió en defensa nuestra y después otro y otro. Llegó un momento en el que toda la sala parecía una asamblea y nosotros nos mirábamos con los instrumentos en la mano, sin poder creer lo que presenciábamos…
Mercedes Sosa graba su álbum “Sino”, en el cual incluye mi tema “Río de camalotes”.
Mi hermano Claudio, luego de grabar “El teatro fantástico del tercer mundo”, decide volverse a Argentina y me quedé solo en Italia. En cierto modo fue el empujón que me faltaba para largarme a hacer lo que me estaba sonando en la cabeza. Empecé a proponer conciertos individuales, hasta que pude conectarme con algunos músicos italianos…”
1993 – Italia
Ya como “Mario Corradini Trío” grabamos “Tierra del Fuego”, con el que ganamos el premio revelación en el Arezzo Wave Festival (el festival más grande de Italia en ese momento) y se abrieron nuevas posibilidades de difusión.
Tocamos en transmisiones de la RAI y participamos en muchas giras. Luego, ya en 1995, llevamos al trío en gira por Argentina, once conciertos en trece días. Allí advertí que, tal vez por mi lejanía, o por las cosas que me tocaron vivir, lo que estaba proponiendo (basado en un desarrollo instrumental de ritmos folklóricos) sonaba “europeo” para el público argentino.
Con Ernesto Cardenal
Incluye "Río de camalotes", de Mario Corradini
Incluye "Luna de cabotaje", de Mario Corradini
Corradini Trío en Roma
1995 – El primer libro sobre Biomúsica
Después de varios años de trabajo en el Centro Italiano de Solidaridad, pude sintetizar mi experiencia en el primer libro-manual sobre Biomúsica. Dicho libro contiene los fundamentos del método y ejercicios especialmente diseñados para accionar sobre la energía humana a través del sonido. Allí comenzó otra etapa y se organizaron los primeros cursos para ilustrar y enseñar las técnicas.
1997 – Guitarras
Grabo “Historia de emigrantes” en un dúo de guitarras con Juan Sgolastra. “Guitarra y Guitarra” se llamó este proyecto. Hacíamos temas propios y también versiones de algunos clásicos.
1998 – Se acercan las cuerdas
Formo el cuarteto con contrabajo, violín, percusión y guitarra. Estas sonoridades me dejaron la mesa servida para preguntarme cuál dirección hubiera tomado mi música si me hubiera animado a meterme de lleno en el tango. Después de todo lo tango aquí, en los dedos y en la memoria.
Tratando de responder a esta paradoja grabamos “El Tangonauta”. Lo vi como una etapa obligada, una reflexión sobre las raíces de una música cuyo desarrollo arriesga la extinción. Sobre los músicos argentinos sobrevuela la obra de Piazzolla, proyectando su luz sobre la música pero, al mismo tiempo, dejando a la sombra a casi todos los músicos que intentarán continuar la brecha después de Astor. Consciente de esta situación me propuse este camino sin falsas ilusiones, evitando títulos limitantes y atajos conocidos, sólo combinar armonías, ritmos, timbres y melodías en el modo que me parece justo.
2001 – Escuelas de Biomúsica
Este fue el año donde comencé a difundior Biomúsica a ravés de espacios de formación en la disciplina. Se estructuraron los cursos y así pudimos inaugurar y sostener ciclos formativos en varias ciudades italianas: Roma, Chiavari, Ivrea, Porto Sant’Elpidio, Udine, Piacenza… También comencé a llevar la novedad hacia otros países: México, Argentina, Cuba, Chile, España, EE.UU. En esta tarea de darle alcance internacional a Biomúsica me hallo todavía.
2002 a 2009 – No solamente música de conciertos
Grabamos “Música e dintorni”, en vivo, en el mítico local “Le Baladin” de Piozzo (Cuneo – Italia) . Experimentamos con un cuarteto de piano, percusión, flautas y guitarra Los temas están basados en mi libro “El Buscador”. Grabo También “La música y los buscadores de sí”, una investigación sobre los elementos musicales presentes en las tradiciones religiosas, su uso en las ceremonias y rituales, y su integración con otros elementos arquetípicos. Participan varios solistas de la Orquesta de Biomusica International.
Con Teresa Parodi, en concierto
El Tangonauta, concierto
Corradini Group en concierto, Italia
Corradini Trío en concierto, Argentina
2011 – Volviendo al pago
Ya preparando las valijas para el contra-éxodo, grabamos “Ala y Raíz”, con el Corradini Trío. Trece canciones y un monólogo musicalizado. Varias de estas canciones fueron compuestas especialmente para Mercedes Sosa. En el Cd se incorpora Alberto Felici (Magma) en voz. Participaron varios solistas de la Orquesta de Biomusica International.
2012 y 2013 – Guitarras otra vez
Me vuelvo a instalar en Mar del Plata y con Marcelo Iglesias formamos “Guitarra y Guitarra”, retomando este nombre para la nueva formación.
Inicia la aventura de “El Tangonauta”, para guitarras, cuerdas y actor. la formación que me acompaña en este espectáculo: Marcelo Iglesias: guitarra, Marcos Casals Bonaldo: cello, Juan Manuel Ribas: violín, Guillermo Yanícola: actor.
La aventura desembocó grabando “La música en sí”, con una formación ecléctica donde predominan los instrumentos sinfónicos.
2015 a 2017 – Sinfonías
Empecé a pasar unos meses en Italia y otros en Argentina, como si el péndulo de la vida no se decidiera por un lado o por el otro. En el 2014 presenté, al director del teatro Colón de Mar del Plata, la idea de hacer “Las cuatro estaciones marplatenses”. Como contrapropuesta me llegó el desafío de hacer una versión para orquesta sinfónica. Acepté y me sumergí en la instrumentación sinfónica, era la primera vez que lo hacía y me pareció una oportunidad que no podía dejar pasar.
Al cabo de un tiempo llevé las partituras y la obra se estrenó el 15 de de marzo del 2015. Los cuatro movimientos (y la obertura) tratan de reflejar la belleza y los contrastes que enmarcan a Mar del Plata a lo largo del año, atributos que se reflejan en el espíritu y en las emociones de sus habitantes. Fue ejecutada por la Orquesta Sinfónica Municipal, con la dirección del Emir Saul, y mi participación en guitarra.
Así que de tocar cumbia en los clubes de mi adolescencia, pasé al rock, al folclore, al tango y desembarqué en la composición sinfónica. Dos años más tarde, en abril del 2017, repetí el desafío estrenando “Sinfonía de los Trenes”, con la dirección del maestro Diego Lurbe y la orquesta sinfónica Municipal de Mar del Plata.
2018 – Biomúsica hoy
Biomúsica es una disciplina que actúa sobre el equilibrio psicofísico de la persona, para favorecer su desarrollo personal y sus posibilidades evolutivas. Está ideada basandonos en el uso consciente del sonido y desarrollada como disciplina útil para el crecimiento personal. Propone una metodología orientada a mejorar la calidad de vida personal y social, y se aplica en un modo directo y vivencial.
Biomúsica se ha desarrollado y perfeccionado. Ahora nos referimos a ella como una disciplina, no sólo como un conjunto de técnicas. Esto se debe a la razón que Biomúsica considera a cada individuo como un ser en constante evolución, independientemente de la condición física o psíquica en la que se encuentre. Todas nuestras teorías y nuestras metodologías están subordinadas a este principio.
En la actualidad, Biomúsica está en plena expansión y se aplica en muchas fases sociales, sobre todo en los rubros salud, educación, social y desarrollo personal.
Y en lo musical hay una novedad histórica: finalmente se editó el primer y único disco de Irreal, el mismo que fue censurado por los militares en 1980.
EPILOGO (momentáneo)
Un critico musical italiano clasificó mi música y la ubicó como “algo” entre Nuevo Tango y World Música. Aclaró también que en toda la obra se reconoce “un fuerte acento argentino”. Estoy de acuerdo porque en esta búsqueda constante de sí mismo a través de la música, pueden fundirse ideas y estilos diversos en un único proyecto: la globalidad del lenguaje musical.
Hoy en día los medios de comunicación llegan a los lugares más escondidos del mundo. Hay mucha información, mucha mezcla y, por fortuna, mucha influencia recíproca. El habitante del más remoto pueblito de la India puede saber, justamente gracias a la radio, a la TV o a una computadora, cual es la música que se hace en Buenos Aires o en cualquier gran ciudad. Es evidente que marchamos hacia una cultura musical planetaria, y esto es un proceso que no tiene boleto de regreso, es irreversible.
Claramente, mucho de esto se da por las necesidades de mercado del disco. Por eso ignorar el modo en que se maneja la información musical actualmente es tan suicida como desconocer las propias raíces. Y son justamente estas raíces las que están en juego, las que arriesgan de apagarse y, al mismo tiempo, lo único a lo que podemos aferrarnos para mantener el equilibrio en medio del caos. Para esto podemos usar todos los medios que la tecnología pone a nuestra disposición: para revalorizar continuamente la importancia de la música en sí misma.
Creo también que los músicos, en el panorama actual, tienen sus verdades que decir. Personalmente lo que propongo es mantener viva la sed de aprender y, contemporáneamente, también lo mismo que hemos hecho siempre: buscar, buscar y buscar…