AMORES Y DESAMORES – 2º parte

La Música en Sí – Programa 12

Idea, producción y conducción: Mario Corradini

“Había una vez un lobo que sembraba la muerte entre las ovejas de una aldea de campesinos. Un buen día, nunca se supo por qué, el lobo se arrepintió y decidió terminar con sus asaltos nocturnos a las ovejas. Para testimoniar su conversión, pidió al cura del pueblo que celebrara una misa en acción de gracias. La misa comenzó y el lobo lloraba y rezaba. La ceremonia se prolongaba porque el lobo había matado muchas ovejas y el cura las recordaba una por una. De pronto el lobo olfateó el aire y sintió que las ovejas sobrevivientes volvían al corral y empezó a sentir. Empezó a salivar y a sentirse inquieto, pero el cura alargaba más y más la misa. En un cierto momento, el lobo no pudo contenerse más y dijo: «¡Terminemos con ésto cura o todas las ovejas habrán entrado y no tendré nada para comer! »”… (Cuento de la tradición anónima popular).

Dicen los que saben que es absurdo intentar convencer a los otros para que se adecúen a nuestro sentir.

Y ni hablar de los resultados que se obtienen si uno pretende imponer su visión por la violencia. Dicen los que saben que, por ley natural, al forzar una situación en sí o en los otros, se obtienen el efecto contrario al buscado. Por eso, no puede uno obligarse a sentir lo contrario de lo que siente. En todo caso se puede observar lo que se siente y verificar si las acciones que uno hace están o no de acuerdo con eso.

Es así, no basta con proponértelo para amar a todas las personas. Imaginate si, además, pretendés que todas las personas te amen.

¿Se puede convencer al lobo de amar al cordero?
¿Se puede lograr que el cordero deje de temer al lobo?